domingo, 15 de febrero de 2009

La Cigarra- Febrero

administrador y editor:
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Guillermo Romo De Los Reyes
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AUTORES:
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Leticia Salazar Castañeda - ENSAYO Y CUENTO
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Guillermo Romo De Los Reyes -
NARRATIVA Y REPORTAJE
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Estela Blake Gómez - POESÍA
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Valeria Bueno Alba - POESÍA Y REPORTAJE

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1er. certamen internacional de poesía.

La Sociedad Independiente De Jovenes En El Arte (SIJA) en conjunto con Revista La Cigarra, convocan al:

1er. certamen internacional de poesía

..“La sangre de los sentimientos”.

BASES

1.- Podrán participar todos los autores de cualquier nacionalidad.

2.- La temática será libre.

3.- Los trabajos estarán escritos en lengua castellana. Serán originales e inéditos, no premiados anteriormente en otro concurso o certamen.

4.- Se podrán enviar uno o varios poemas, que en conjunto tendrán una extensión mínima de dos cuartillas y máximo tres.

5.- Las obras se enviarán en un archivo adjunto, por correo electrónico a la siguiente dirección: jovenesenelarte@live.com.mx con el asunto “Concurso de Poesía”

6.- Para preservar el anonimato y la imparcialidad del jurado, las obras se presentarán bajo seudónimo, y en otro archivo adjunto se presentarán: nombre, apellidos, edad y país de residencia. En caso de que la persona resulte ganadora, se le pedirán otros datos como dirección o número telefónico.

7.- El jurado seleccionará los mejores trabajos, con los siguientes premios:

1er. Lugar: una memoria USB, un diploma que lo acredite como primer lugar y la publicación de su trabajo en el blog de Revista La Cigarra.

2do. y 3er. Lugar: un diploma que los acredite como segundo y tercer lugar y la publicación de sus trabajos en el blog de Revista La Cigarra

8.- La convocatoria queda abierta a partir del día 15 de febrero del 2009 y finaliza el día 15 de marzo del mismo año.

9.- El jurado será nombrado por la Sociedad Independiente De Jóvenes En El Arte (SIJA).

La decisión del jurado será inapelable

10.- Los ganadores serán notificados vía correo electrónico a partir del día 20 de marzo del 2009.

11.- La participación en este certamen implica la total aceptación de las presentes bases.

Minicuento

¿DÓNDE?

Guillermo Romo De Los Reyes

Hoy al despertar, sentí como si perteneciera a otro mundo, pero me tranquilicé al mirar el unicornio amarillo que siempre me saluda frente a la ventana.

Minicuento acreedor a una mención honorífica en el primer certamen internacional de minicuento: "En breve lo que tú me cuentas", convocado por la facultad de filosofía y letras de la UNAM y la Editorial Ficticia.

Gabriela Mistral

Artista del mes:

Gabriela Mistral (I parte)

Arte:

Literatura.

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Hola, bienvenido a esta nueva sección: “Artista del mes”, en la cual podremos adentrarnos en la vida de grandes artistas que se han expresado a través de sus obras, mismas que impactaron por su contenido y sobre todo por la influencia y emociones que despiertan ante la sociedad, contribuyendo a la evolución de la historia del arte. La obra del artista está creada de la misma esencia que él, de la misma sangre y las mismas vivencias; la obra del artista es la expulsión del ser aquel inexplicable, endemoniado, confuso, pero real, que se vuelve necesario materializar para seguir lúcido, dando explicaciones ante los demás que a veces resultan innecesarias del porqué de su creación, pienso que el resultado del arte tiene voz, nombre, raciocinio propio y se explica perfectamente a sí mismo. Por tal motivo, la creación de un artista no es otra cosa que la destilación más pura e íntima de su ser. Si eres alguien interesado en el arte, con las ganas, la pasión y la emoción de crear, dando ser y vida a unas hojas en blanco, al barro, a un óleo, o a un piano y sueñas con lograr algo parecido a lo que nos ofrecen estos artistas; siéntete privilegiado, pues tienes la materia prima con que cuentan un gran escritor, un gran escultor, un gran pintor o un gran músico: los sentimientos; lo demás está en tus manos y en la libertad que te permitas crear en tu mente.

“Yo escribo sobre mis rodillas y la mesa escritorio nunca me sirvió de nada, ni en Chile, ni en París, ni en Lisboa. Escribo de mañana o de noche, y la tarde no me ha dado nunca inspiración, sin que yo entienda la razón de su esterilidad o de su mala gana para mí. Escribir me suele alegrar; siempre me suaviza el ánimo y me regala un día ingenuo, tierno, infantil. Es la sensación de haber estado por unas horas en mi patria real, en mi costumbre, en mi suelto antojo, en mi libertad total.

La poesía es en mí, sencillamente, un regazo, un sedimento de la infancia sumergida. Aunque resulte amarga y dura, la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta no sé de qué vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original, que llevo conmigo y que llevo con aflicción. Tal vez el pecado original no sea sino nuestra caída en la expresión racional y antirrítmica a la cual bajó el género humano y que más nos duele a las mujeres por el gozo que perdimos en la gracia de una lengua de intuición y de música que iba a ser la lengua del género humano. Es todo cuanto sé decir de mí y no me pongáis vosotros a averiguar más.” Gabriela Mistral.

BIOGRAFÍA
Nació el 7 de abril de 1889 en Vicuña, pequeña ciudad del valle de Elqui en Chile, siendo su nombre completo Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayata.
Su padre, Juan Jerónimo Godoy, fue maestro de escuela con una sólida formación en latín, griego, filosofía, literatura y teología, Petronila Alcayaga, su madre, fue modista y bordadora.
A los pocos días del nacimiento de Gabriela, la familia se traslada al pueblo de La Unión, conocido hoy como Pisco, donde crece entre canciones de cuna de su madre (que tendrían gran influencia posteriormente dentro de su obra Ternura) y prolongadas ausencias del padre. Cuando Lucia tiene la edad de tres años, su padre abandona el hogar definitivamente por tener problemas económicos para sostenerlo, por lo que la figura materna es esencial en la infancia de la poetisa, como lo atestigua su composición en prosa “Evocación de la madre”. Después de este suceso, Petronila Alcayaga decide dejar La Unión y establecerse junto con Lucia en Montegrande, lugar en la que vive su otra hija, Emelina Molina Alcayaga (quince años mayor que Lucia y fruto de un matrimonio anterior), que ejerce en la aldea como maestra rural y de quien Lucia recibe las primeras lecciones escolares y aprende a leer. Años más tarde reconocerá la importancia de la palabra de su hermana en su formación y le rendirá tributo en su poema “La maestra rural”. Lucia vive su infancia rodeada por las majestuosas montañas de los Andes en el valle de Elqui, el lugar que siempre le acompañará y al que siempre querrá tornar a través de sus poemas.

Las plantas, las flores y los animales que rodean la infancia de Lucia adquieren nombre propio de la mano de Adolfo Iribarren, quien enseña a la inquieta niña, botánica, biología, geografía y astronomía. Los cuentos, fábulas y leyendas de la región, que conoce a través de los relatos de las gentes del lugar, completan su formación.

En 1900, Lucia abandona el valle de Elqui para ingresar en la Escuela Superior de Niñas de Vicuña. La experiencia resulta traumática para la niña, pues es acusada de haber robado unos cuadernillos de papel y sus compañeras la apedrean. Lucia rehúsa defenderse, aunque es inocente, y abandona la escuela. A su regreso al hogar familiar pasa una época sin querer volver a estudiar. En 1901 Lucia y su familia, compuesta por su madre y su hermana Emelina, abandonan el valle de Elqui y se desplazan a la población de La Serena, luego se traslada la familia a la población costera de Coquimbo.
Ya con una visión y experiencias sobre el mundo, Lucia a sus trece años escribe sus primeros versos. La niña no vuelve a ser matriculada en el colegio y comienza su formación autodidacta.
En 1903 es nombrada profesora ayudante de la escuela del pueblo de La Compañía Baja, próxima a La Serena; a esta profesión consagrará toda su vida.
En 1904 conoce al periodista Bernardo Ossandón, quien le permite el libre acceso a su magnífica biblioteca, lo que será crucial en su formación. El 30 de agosto aparece en el periódico El Coquimbo su primera publicación, el cuento «La muerte del poeta», que firma con su nombre verdadero.
En 1905 decide formarse como maestra, para lo que solicita su ingreso en la Escuela Normal de La Serena, pero es rechazada por las ideas vertidas en sus artículos periodísticos, al ser consideradas ateas y revolucionarias, impropias de una maestra destinada a formar niños. No obstante, continúa dictando clases en la escuela de La Compañía. Colabora en el periódico La Voz de Elqui aún bajo su nombre verdadero, aunque en algunas colaboraciones utiliza los seudónimos de “Soledad”, “Alguien”, “Alma”, “X”, “Alejandra Fussler”, y el que le acompañará más tarde para siempre, “Gabriela Mistral”(seudónimo que se dice adoptó por las razones siguientes: Gabriela debido a la admiración a Gabriele D'Annunzio que fue un novelista, poeta y dramaturgo italiano, entre sus novelas se encuentran El placer y Las vírgenes de las rocas; luego el apellido Mistral, lo tomó por la admiración a el poeta francés Federico Mistral, cuya obra cúspide es Mireia; fue ganador del Premio Nóbel de Literatura en 1904).

En 1907 Lucila es trasladada a la escuela de La Cantera, en un pueblo dentro de la provincia de Coquimbo. En este lugar conoce a Romelio Ureta Carvajal, empleado ferroviario que se convierte en su novio. Con el propósito de ganar dinero en las minas parte al norte, prometiéndole a Lucila que se casarían cuando volviera. A su regreso, acontecido al poco tiempo, se rompe la relación y Lucila debe sufrir la decepción de verse reemplazada por otra mujer.
En 1908 enseña en la escuela de La Cantera, villorrio cercano a Coquimbo. Posteriormente es nombrada secretaria en el liceo femenino de La Serena. Algunos de sus poemas son incluidos en la antología Literatura Coquimbana, preparada por Luis Carlos Soto. Por esta época Lucila se acerca a la obra de Rubén Darío, cuyo mundo la cautivan.
En 1909 ejerce como maestra en la escuela de Cerrillos (Coquimbo). Continúa publicando en los periódicos El Coquimbo y La Tribuna y comienza a colaborar en la revista Idea. Luego de haber sustraído dinero propiedad del ferrocarril del que era empleado, Romelio Ureta se suicida. En su chaleco se encuentra una tarjeta y una foto de la escritora, por lo que se la considera causante de esta muerte, lo que siempre negará Lucila, pues en aquella época ya no tenían ningún trato. La noticia impacta a la poetisa y la sume en un profundo dolor que se trasluce en «Los sonetos de la muerte», elegía en la que muestra su amor hacia Romelio y reclama el derecho a poseerlo al menos en la muerte.
En 1910 realiza un examen en la Escuela Normal n.º 1 de niñas de Santiago con el fin de obtener el título de maestra, objetivo que finalmente alcanza. Tras este logro es destinada a la escuela rural de Barrancas, localidad situada al norte de la capital. Posteriormente pasa a ejercer como profesora de secundaria en el liceo de niñas de Traiguén, situado al sur del país en la zona conocida como Araucanía, y comienza una vida itinerante que la llevará en su profesión de maestra por diversas escuelas e instituciones del país.
En 1911 es trasladada al norte del país, a la región minera de Antofagasta, donde desempeña el cargo de profesora de geografía e historia.
En 1912 un nuevo traslado lleva a Lucila cerca de la capital, para desempeñar su cargo de inspectora y profesora de geografía y castellano en el Liceo de Los Andes. Publica algunos poemas en la revista Sucesos y contacta con Rubén Darío.
En 1913 Lucila recibe de Rubén Darío una cálida respuesta que la llena de alegría: en la revista que dirige el gran poeta saldrán publicados su poema «El ángel guardián» y su cuento «La defensa de la belleza». Comienza a emplear su seudónimo definitivo, Gabriela Mistral, que alterna con su nombre verdadero, en publicaciones como la Revista de Educación Nacional y Norte y Sur.
En 1914 bajo el nombre de Gabriela Mistral, que ya nunca abandonará, envía una colección de poemas titulada «Los sonetos de la muerte» a los Juegos Florales de Santiago, concurso organizado por la Sociedad de Artistas y Escritores de Chile. Gabriela obtiene el primer premio, pero no lo recoge por recato, a pesar de asistir a la ceremonia de entrega, en la que se mantiene alejada como un espectador más. A partir de este certamen adopta definitivamente el seudónimo de Gabriela Mistral...

Gabriela Mistral en su estudio

Libros hechos peliculas

De la tinta…

… a la cinta.

Guillermo Romo De los Reyes

Ya sea por la necesidad de nuevas historias en Hollywood, o por el éxito que se obtuvo al darles vida a los personajes novelescos; la literatura ha venido construyendo una parte importante dentro de la cinematografía mundial.

Existen claros ejemplos de libros hechos películas, uno de los casos más importantes ocurrió en el año de 1910, con la adaptación al cine (mudo) del libro “Frankenstein o el moderno Prometeo” de Mary Shelley; con 16 minutos de duración y rodada en un lapso de tres días en los estudios Edison del Bronx en Nueva York, esta versión fílmica tuvo como productor a Thomas Alva Edison, y a cargo de la dirección estuvo J. Searle Dawley.

La inglesa Mary Wollstonecraft Shelley, publicó en 1818, por primera vez: “Frankenstein o el moderno Prometeo” bajo el abrigo de la novela gótica, dicho texto explora temas como la moral científica, la creación y destrucción de vida y la audacia de la humanidad en su relación con Dios. De ahí, el subtítulo de la obra: el protagonista intenta rivalizar el poder con Dios, como una suerte de Prometeo moderno que arrebata el fuego sagrado de la vida a la divinidad. Fue el primer texto del género ciencia ficción.

Lo que el viento se llevó

Estando en cama debido a una fractura de tobillo, Margaret Mitchell comenzó leer un sinfín de libros que su segundo esposo (John Marsh) le había traído de la biblioteca, tiempo después, este fomentó a Margaret para que escribiera su propio libro, fue así como Mitchell comenzó a darle forma a la historia que más tarde le traería un éxito arrasador y le haría vender más de un millón de ejemplares.

Antes de su publicación oficial, cincuenta mil estadounidenses ya habían reservado sus libros, las ventas se dispararon cuando este salió a la calle durante la navidad de 1936; y para mayo de 1937 ganó el premio Pulitzer en la categoría de Novela.

Adaptación al cine

Antes de ser publicada la primera edición, el productor de cine David O. Selznick compró en 50.000 dólares (una cifra record para la época) los derechos para hacer una película basada en la novela.

La película “Lo que el viento se llevó”, fue estrenada y con éxito sorprendente, el 15 de diciembre de 1939; protagonizada por Rhett Butler y Scarlett O´Hara, con el paso del tiempo se ha consagrado como uno de los clásicos del cine; en todas las encuestas y criticas compite con “Casa Blanca” y “Ciudadano Kane”, por el sitio de la mejor película en la historia del cine.

Romeo y Julieta es una famosa obra del dramaturgo William Shakespeare, estrenada por primera vez el 29 de enero de 1595.

Montesco y Capuleto, dos familias nobles de la Verona del siglo XVI, se encuentran en discordia desde mucho tiempo atrás. Romeo, hijo de Montesco, es un joven enamorado del amor, aunque después, se enamora también de Julieta, la hija de Capuleto, quien corresponde fervorosamente a este amor. Los jóvenes han jurado amarse y llevan su juramento hasta la muerte, Romeo y Julieta recorren en cuatro días toda una vida de amor, odio, rencor y venganza.

La primera obra escrita sobre Romeo y Julieta no fue la de Shakespeare, aunque sí ha sido ésta la más conocida. El primero que escribió la historia fue Luigi da Porto, de Vicenza, en el año 1520, y tras ella se han escrito numerosas versiones en prosa, en verso, ballets y obras de teatro.

¿Mito o realidad?

Según la documentación oficial, no se puede comprobar la veracidad de los hechos, pues aún se desconoce si la historia de los amantes fue verídica.

Lo que al parecer si se ha confirmado, es que en la casa que se dice de Julieta: Vía Cappelo 27 de Verona, cuyo balcón se ve en la fotografía, efectivamente sí vivió la familia Capuleto y también parece ser cierto que existían rivalidades importantes entre la mayoría de familias de la ciudad, no sólo entre Montescos y Capuletos.

La tragedia se moderniza en el siglo XX :

“Romeo y Julieta” fue llevada a la pantalla grande en 1968, llegó a ser la película más famosa de su director, el italiano Franco Zeffirelli; la cinta intentó seguir al pie de la letra el texto original de Shakespeare, incluso fue respetada la edad real de sus protagonistas; así, Romeo y Julieta fueron interpretados por un actor de 17 años y una actriz de 15, los entonces desconocidos Leonard Whiting y Olivia Hussey.

La versión de Zeffirelli obtuvo cuatro nominaciones al Oscar, de las cuales ganó dos: mejor fotografía y mejor vestuario.

DRácula (Vlad Draculea), es el protagonista de la novela homónima escrita por el irlandés Bram Stoker en 1897, novela que dio lugar a una larga lista de versiones de cine, cómics y teatro.

Drácula es el más famoso de los «vampiros humanos»; se dice que Stoker fue asesorado por un erudito sobre temas orientales, el húngaro Hermann (Arminius) Vambéry, que se reunió algunas veces con el escritor para comentarle las peripecias del verdadero Drácula.

Debido a algunas novelas y versiones cinematográficas, mucha gente piensa que Stoker basó su personaje en una figura histórica: Vlad Tepes, conocido como Vlad el Empalador, y en leyendas de vampiros que circulaban por la Europa oriental.

Tepes vivió en el siglo XV y fue príncipe de Valaquia (que junto con Moldavia y Transilvania formó el reino de Rumania).

La primera adaptación de Drácula al cine, no fue de una manera oficial.

“Nosferatu, una sinfonía del horror”, es una película muda de 1922, dirigida por F.W Murnau; fue la primera película de terror de la historia y le dio origen a este género.

Murnau quiso realizar una adaptación cinematográfica de la novela “Drácula”, pero su estudio no logró hacerse con los derechos de la historia. De modo que decidió filmar su propia versión de la novela y el resultado es una película que tiene un gran parecido con la historia original de Stoker. El nombre de "Drácula" se cambió por el de "Nosferatu" y también se cambiaron los nombres de los personajes: el Conde Drácula es aquí el Conde Orlok: quien fue interpretado por Max Schreck; sin embargo, la viuda de Stoker demandó a la película por infracción de derechos de autor y ganó el juicio.

Francis Ford Coppola no se quedó atrás, y en 1992 comenzó a rodar: “Drácula de Bram Stoker”, el reparto estuvo constituido por grandes actores como: Gary Oldman, Keanu Reeves, Anthony Hopkins y Winona Ryder; supuso el debut de Mónica Bellucci a la pantalla grande y también marcó el retorno de Coppola a los éxitos de taquilla tras filmar “El Padrino III”.

La película vino como resultado de un larguísimo proceso de preparación y respondía a fines creativos de Coppola, quien quiso desprenderse de cualquier producto comercial ; el objetivo principal de la cinta, era revitalizar el personaje de Drácula, adaptándolo al gusto contemporáneo, lo que Coppola procuró mediante dos novedades: recuperar buena parte de la novela original, eliminando añadidos de otros filmes, y por otro lado presentar el lado humano y sentimental del protagonista, más allá del morbo sexual sugerido en versiones anteriores. Para ello, Coppola reconstruye el pasado del conde Drácula "antes de" ser Drácula, y lo presenta como un condenado, un maldito.
El filme de Coppola ocupó el noveno lugar de taquilla en 1992, recaudando un poco más de 200 millones de dólares, así mismo ganó tres premios Oscar en ese mismo año.


Espera la segunda parte de este reportaje.

La bestia de azufre y rojo rencor




LA BESTIA DE AZUFRE Y ROJO RENCOR
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Valeria Bueno Alba

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¿Mi verde será el verde que tu ves?

no lo sabré, pero ambos cohabitamos

con el péndulo que se mueve en complicidad

con el universo, somos arrastrados por las mismas miserias,

por la esclavitud de nuestras neuronas

gobernadas por mentes que idearon

el contexto perfecto para amansar

mentes idiotas, que se ciñen al influjo

de leer un evangelio, de escuchar

el discurso de un político mediocre,

de aceptar sin cuestión las reglas sociales.

¿Tus flores y mis flores tendrán el mismo aroma?

No lo sabré, sólo contemplo desde la casa

donde la angustia se despierta,

la prisa del hombre por abortar su naturaleza,

el espasmo se eleva en el asta de mi conciencia,

el afán por destruir lo inevitable, lo innegable,

es como correr pensando en dejar atrás

nuestra sombra, bajo la punzante luz del sol.

¿El sabor de las almendras sabrá

igual en tu paladar y en el mío?

No lo sabré, pero buscamos a toda hora,

en cualquier rincón sin aire, en las mentes vacías,

debajo del doblez de la razón o bajo del puño lascivo

de lo que se cree es la verdad, al culpable,

al animal que pudo transgredir tu identidad,

a quien irrumpe y apresa así nuestro libre albedrío,

es merecedor de las siete plagas y de todas

las torturas posibles y de la ira del gigante.

Buscas a la bestia imperdonable que ha saboteado

la esencia del hombre desde que existe,

esa bestia que manchó todos los muros de rojo rencor,

sopló en tus poros azufre envenenando tu sangre

y aquella que dejó la huella de un tridente de piedra

en el hueco donde estaba el pedestal de tu creación.

Muéstrame tus manos, extiéndelas, suéltalas…

Están manchadas de rojo rencor,

hay restos en ellas de azufre

y la marca de un tridente de piedra.

El siempre de la vida

EL SIEMPRE DE LA VIDA
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Estela Blake Gómez
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¿Quién no ha deseado el sueño de la muerte
para salir del tártaro inefable?
¿Quién no quisiera despegar en otro paraíso
y trscender jovial a otra dirección?

Acallar el dolor después de cada pesadumbre
Cuando todo se quiebra
Cuando todo se ablanda como muro de agua
y sin embargo en él uno se impacta como piedra
El alma no puede con el Karma
- se revienta y ensucia el equipaje -

¡Lugo todo sigue doliendo!
Vuelve a ser nausabundo
...se escapa- ¡salta la puerta!-

Para aliviar el dolor sólo hace falta viajar ligero
Entonces hay nimbos revestidos de índigo infinito
cobijados por la mirada del Sempiterno.

Las mujeres de Rayuela


Las mujeres de Rayuela

Leticia Salazar Castañeda
De acuerdo con el argumento menos intrincado que nos ofrece esta obra, el misterioso y erudito Morelli es la oposición a las mujeres que sobresalen en la historia: la Maga, Babs, Trépat, Emmanuéle, Pola, Gekrepten y Talita; aun cuando algunas son casi invisibles, desde su escondite son ellas las que más resaltan la complicada actividad sentimental de Oliveira, así como sus actitudes contradictorias al momento de la acción amorosa o interpersonal; pero sobre todo son las mujeres las que hacen resaltar, mediante su incipiente razonamiento, la erudición de los personajes masculinos, los cuales interactúan en torno a Oliveira y éste en torno a Morelli.
Los personajes femeninos de Rayuela representan para Horacio “el todo por la parte” del género: poco a poco nos deja ver su apreciación despectiva hacia el sexo opuesto al través de una postura displicente y ambigua que pone de manifiesto la tozudez por un lado y, por el otro, la incapacidad de la mujer para reflexionar sobre las cosas profundas de la vida. Ninguna, ni siquiera la Maga, merece ser partícipe de las charlas intelectuales del Club; Horacio sobre todo, no las considera capaces de especular en el mundo metafísico y filosófico que se desarrolla en el cogito del grupo. Y aun cuando Horacio no muestra marcados sentimientos de misoginia derivados de sus conflictos personales, es claro que las mujeres no le provocan el mismo interés intelectual que los varones del Club.
La actitud de Horacio en cuanto a las mujeres del argumento nos lleva a considerar que sólo le merecen una especie de tolerancia y compasión que en ocasiones redunda en la caridad, como es el caso de Trépat y de Pola; otras veces deriva en una mezcla de burla y sarcasmo, como es el caso de la clochard. Pero a pesar de todo, se resigna a que la presencia femenina, irremediablemente es, y sea objeto y sujeto necesario en las fuerzas del azar que interactúan en toda circunstancia de la vida; por tanto, tal naturaleza merece ser explorada en toda su esencia y manifestación como cualquier otro contenido enigmático del continente universal. Al fin y al cabo (se justifica Horacio), si su relación interpersonal con alguna fémina sobrepasa los parámetros que su ideología le permite, siempre habrá la opción de “curarse como Heráclito” (quien quizá ni siquiera estuviera enfermo)
Sus aventuras, no importa la índole, con la Maga, Pola, Trépat, incluso con la clochard, no le provocan remordimiento alguno porque, en última instancia, son el género inferior. Por supuesto ello no significa que tiene permiso para agredirlas o despreciarlas, y no porque no pueda hacerlo (la misma Babs estuvo dispuesta a dejarse usar) sino porque su naturaleza de arquetipo no siente la necesidad. Horacio sabe que la mujer está siempre en busca de “su hombre” cual utopía que le resolverá la tragedia de su vida. Pero sabe también que ningún hombre, y mucho menos él, está en la vida para resolver el problema existencial de la mujer. “Alguna vez había creído en el amor como enriquecimiento, exaltación de las potencias intercesoras. Un día se dio cuenta de que sus amores eran impuros porque presuponían esa esperanza, mientras que el verdadero amante amaba sin esperar nada fuera del amor (...) De sus amantes acababa por hacer amigas, cómplices de una contemplación de la circunstancia” (R/450).
Imaginamos a Oliveira como un tipo que cumple con los cánones de belleza masculina, puesto que las mujeres lo adoraban y lo admiraban, pero siempre terminaban éstas por descubrirle su vacío, su lado oscuro “y entonces él les facilitaba la salida, les habría la puerta para que fueran a jugara a otro lado” (Id.)
Aun cuando al parecer se enamora de la Maga, sabe que el amor de ese ser, inferior y superior a la vez, jamás le conducirá al kibbutz. Y si la Maga no conduce al kibbutz, entonces no tiene sentido permanecer junto a ella. Pues nada es más importante para Oliveira que la búsqueda y hallazgo de su kibbutz. No obstante, no se resigna a perderla y continúa buscándola en Montevideo y en la persona de Talita. Mas la busca sin convicción, por mera actitud de inercia; la busca sin saber si realmente desea encontrarla porque no busca precisamente a la Maga, sigue buscando su kibbutz.
Talita apenas sí sobresale en intelecto con relación al resto de las mujeres del argumento, mas con todo su conocimiento sobre farmacéutica, Horacio no le otorga la facultad del diálogo como lo hace con Traveler; la apreciación hacia la mujer de su amigo no va más allá de ciertas charlas peligrosas y de permitirle jugar al panteón con él. Será Talita, sin embargo, el soporte provisional al momento de darse por vencido, pero sólo como una especie de armadura precaria y accidental, un contrafuerte que tal vez, sólo tal vez, lo haya salvado del suicidio. A pesar de ello, todo demuestra que el arquetipo Oliveira, tiende a depreciar el sexo opuesto apelando a la raigambre social que, desafortunadamente, en pleno siglo XX, siglo de Rayuela, el sexo femenino no muestra todavía las variantes indispensables para desaforar la tradición de su ignorancia, que le persigue a través de la historia humana.

Abejas como humanos

ABEJAS COMO HUMANOS
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Leticia Salazar Castañeda


Llegó un momento en que mi casa era todo lo que había soñado aún cuando todos somos eternos insatisfechos. Sin embargo, tomando en cuenta lo difícil que es lograr nuestras metas: yo deseaba una casa... Después de trabajar arduamente durante unos veinte años, mi hogar se parecía mucho a lo que había deseado durante toda mi vida, sobre todo su jardín: árboles, follaje, caminitos de begonias, tulipanes, margaritas, gardenias; y en navidad florecían las noche buenas como banderitas de la paz... en fin: a mis ojos, mi jardín parecía el edén pregonado por la Biblia. Incluso yo había puesto farolitos para que jamás hubiera noche en mi jardín; además de cajoncitos aquí y allá clavados a los árboles para que en el verano anidaran las aves que quisieran compartir conmigo aquel edén, y de paso compartir mi soledad. Pero he ahí que una de las “pajareras” la ocupó un enjambre; es decir, una Reina abeja y su familia. Entonces empezaron los problemas.

Yo jamás he tenido nada en contra de las abejas, todo lo contrario: respeto su menester en la vida y por ello su hábitat. Pero resulta que ellas no respetaron el mío. Yo comprendo que las abejas no entiendan de derechos, de espacios privados, de temores humanos, de respeto a la propiedad privada, etc. Yo entiendo todo eso. Pero, ¿quién me salva de sus dolorosos guijones una vez que los insectos invaden mi jardín?

Fui y hablé con la Reina del panal para exponerle nuestra circunstancia. Le expliqué que ese lugar era una pajarera, no una colmena; ciertamente la Reina me escuchó, pero no me comprendió. Claro: la Reina, muy Reina, pero sólo era un insecto, por eso no me comprendió.

Repito que tengo mucho respeto por todos los seres vivientes de este mundo, mas un insecto es un insecto; no obstante, los insectos y yo más o menos logramos poner en claro que ese jardín era mío; aún cuando todo insecto tiene la capacidad y quizá la libertad de adueñarse de todos los espacios de la tierra, si tomamos en cuenta que en el principio la tierra no era para los humanos, nosotros llegamos después, supuestamente con los mismos derechos de toda criatura viviente.

Como haya sido, hay humanos que no podemos soportar a ciertos insectos, e insectos que no están dispuestos a respetar a los demás. A algunos podemos tolerarlos, pero otros nos son insoportables y, ¡yo le tengo mucho miedo a las abejas! Se lo dije a la Reina abejuna, se lo dije... le dije incluso que yo sabía del dolor que causa su veneno, pero también le hablé del agradable sabor de su miel. Incluso le dije que yo podía vivir sin su miel, pero no puedo vivir con el dolor de su veneno. Y quedamos de acuerdo. Sobre todo porque un insecto nada puede hacer contra un humano, el cual tiene una tecnología (pssss) maravillosa para exterminarlos; supuse que la abeja Reina había entendido el mensaje. Pues me equivoqué: la abeja siguió sintiéndose Reina en mis dominios... tenía millones de “larvas” encubadas; pero ni por sus larvas dio marcha atrás. Sus operculadoras, esclavas y zánganos andaban por mi jardín, como “Juan por su casa”.

Empecé a poner trampas, muros, alambradas para que me dejaran en paz, ya que se bebían mi agua, usaban mi teléfono, se comían todos los frutos de mi jardín y de paso no me dejaban descansar con su zumbido, el cual me obligó a mantener cerradas puertas y ventanas; pero ellas siempre encontraban resquicios por dónde introducirse en mi vida íntima. Yo me dije: ¿acaso tendré que matarlas? Los medios para exterminarlas no me faltaban, pero sabía que la solución no era ésa ¿cuánto tardarían en llegar otras? Además, eso de ir por la vida matando insectos no lo considero aceptable, ya que destruiríamos nuestro propio ecosistema. Y Considero que cada una de nuestras acciones debe tomarse en cuenta en el sentido universal; es decir: si hipotéticamente yo mato un enjambre estoy admitiendo que todo ser humano tiene derecho a matar un enjambre; si yo lastimo a un niño, o robo o asesino estoy aprobando que cualquiera tiene el derecho de hacerlo ¿Qué podía hacer entonces?

Así pasaron los años hasta que me hice vieja, y las abejas iban y venían por mi jardín. Ya vieja no pude trabajar y, como es normal, me llegaron las enfermedades... ello me obligó a vender mi casa, era demasiado grande, ya no podía mantenerla limpia mucho menos podía atender mi jardín. Hoy vivo en un departamentito situado en un cuarto piso en el que sólo puedo tener macetas con flores en la ventana, mas ahora tengo la ciudad como jardín, desde aquí diviso los millones de abejas merodeando entre los transeúntes para inyectarles su aguijón.

En ocasiones me veo obligada a quitar mis flores de las ventanas y mantener éstas cerradas. Entonces, mis flores y yo, quedamos a aisladas y a oscuras, mas es la única forma de librarnos de los insectos, en este caso las abejas.