DÉJAME SOÑAR
Lizeth Mancinas
El roce de tus manos provoca la chispa que enciende mi columna vertebral.
Tu calor se abraza al color de mi sangre.
Quiero que me toques, que tu ternura escuche mi secreto.
Acércate más, mi aliento murmura tu nombre.
Albergo fuego desde mi cabeza hasta mi pelvis.
Esta miel es para ti, amor.
La humedad entre mis piernas quiere abrir paso
Tu calor se abraza al color de mi sangre.
Quiero que me toques, que tu ternura escuche mi secreto.
Acércate más, mi aliento murmura tu nombre.
Albergo fuego desde mi cabeza hasta mi pelvis.
Esta miel es para ti, amor.
La humedad entre mis piernas quiere abrir paso
a la lujuria atrapada en mi piel.
Ven, abrázame, déjame beber de tu saliva.
Besa mi cuello, mi boca.
Déjame degustar tu deseo, probar de tu carne.
Quiero escuchar cómo se violentan tus adentros.
Rompe mis barreras, libera mis gemidos.
Tócame, expande tus dedos, mi centro es tu refugio.
Te pertenezco desde siempre.
Tus ojos arden, no me ven, tu cuerpo en movimiento
le da vida a mis labios.
Déjame tocarte, quiero comerte.
Nademos en sudor.
Quiero sentirte dentro, quédate aquí, mis ganas explotan.
Así, más dentro, soy tuya, te pertenezco.
Mi cuerpo se fragmenta, una yaga ardiente espera tus sentidos.
Se como pez que muerde el anzuelo.
Un grito desborda mi memoria.
No se quien soy, pronuncia mi nombre, cerca, más cerca.
Pídeme lo que quieras, gástame.
Mis dedos rasguñan tu espalda.
Tus labios alcanzan mis senos.
Eres el refugio que alberga mis deseos.
Llévame contigo, desnuda mi libertad.
Pierdo el sentido, te siento.
La miel entre mis piernas se desborda.
Soy una contigo, me quedo sin aire.
Muero, renuncio, exhalo.
Tus ojos acarician mi locura.
La intensidad disminuye.
La delicia de tu savia, en mí descansa.
Suelto mi cuerpo, me cuelgo de tu pecho.
El descanso delira en latidos de tu corazón.
Abrázame, acaríciame, quiero seguir soñando.
Ven, abrázame, déjame beber de tu saliva.
Besa mi cuello, mi boca.
Déjame degustar tu deseo, probar de tu carne.
Quiero escuchar cómo se violentan tus adentros.
Rompe mis barreras, libera mis gemidos.
Tócame, expande tus dedos, mi centro es tu refugio.
Te pertenezco desde siempre.
Tus ojos arden, no me ven, tu cuerpo en movimiento
le da vida a mis labios.
Déjame tocarte, quiero comerte.
Nademos en sudor.
Quiero sentirte dentro, quédate aquí, mis ganas explotan.
Así, más dentro, soy tuya, te pertenezco.
Mi cuerpo se fragmenta, una yaga ardiente espera tus sentidos.
Se como pez que muerde el anzuelo.
Un grito desborda mi memoria.
No se quien soy, pronuncia mi nombre, cerca, más cerca.
Pídeme lo que quieras, gástame.
Mis dedos rasguñan tu espalda.
Tus labios alcanzan mis senos.
Eres el refugio que alberga mis deseos.
Llévame contigo, desnuda mi libertad.
Pierdo el sentido, te siento.
La miel entre mis piernas se desborda.
Soy una contigo, me quedo sin aire.
Muero, renuncio, exhalo.
Tus ojos acarician mi locura.
La intensidad disminuye.
La delicia de tu savia, en mí descansa.
Suelto mi cuerpo, me cuelgo de tu pecho.
El descanso delira en latidos de tu corazón.
Abrázame, acaríciame, quiero seguir soñando.
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